A côté, c'est l'hippodrome de Bamako et une légère odeur de crottin flotte dans l'air nocturne. Demain est prévue sur la grande avenue voisine une étonnante manifestation des turfistes en soutien à la la junte malienne. Au milieu de tout cela, la maquis (restaurant-boîte de nuit) l'Exodus ressemble à un monde de paix et de musique, avec sa clientèle plutôt aisée et son ambiance tolérante.
En temps normal, il y a des concerts et des rires pour ces nuits de Bamako sous les étoiles. Mais ce soir, l'assistance est clairsemée. L'ambiance n'est pas à la fête, avec une junte aux pouvoir dont les intentions sont incertaines, avec des rebelles en train de conquérir tout le Nord du pays, et avec la menace de sanctions de la région qui pourraient mettre l'économie à genoux. Sans parler d'autres inquiétudes, plus diffuses: et si un groupe proche d'Al Qaida au Maghreb islamique (Aqmi) profitait du désordre en cours dans la capitale pour y commettre un attentat ? Rien n'est certain, mais le malaise est là.
Lagos, capitale économique du Nigeria. Ici, le pétrole est roi, les dollars sont brassés par millions. Le pays est le 11e exportateur mondial d’or noir. Shell, Exxon, Chevron, Total, Agip se pressent en contrebas, dans le delta du Niger, où il affleure la terre. Les dégâts de cette surexploitation sont multiples : détournement de pétrole, corruption des fonctionnaires locaux, pollution des sols, rébellion des populations dans des mouvements armés.
À Lagos, il est une catégorie de victimes dont on ne parle jamais : les expulsés, les délogés, les sans-toits. Ceux qui ont été poussés dehors par l’explosion du prix des terrains. Poussés dehors, en somme, par les expatriés, les nouveaux riches et leur niveau de vie.
Sostiene Botero que nunca en su vida ha pintado “una gorda”. Lo dijo el miércoles en una rueda de prensa en México DF, donde se abre mañana al público en el Palacio de Bellas Artes la mayor exposición que se haya hecho sobre su carrera artística, Botero: una celebración, compuesta por 177 obras que exploran la gordura en todas sus formas.
La irónica afirmación ante la prensa de Fernando Botero (Medellín, 19 de abril de 1932) remite al motivo formal de su arte: la belleza misma del volumen, más que la obesidad humana, animal o de cualquier otro objeto de contemplación. Ya lo dice el escritor peruano Mario Vargas Llosa en un texto incluido en el catálogo de la muestra: “Cuando un crítico le preguntó por qué pintaba ‘figuras gordas’, Botero repuso: ‘No lo son. A mí me parecen esbeltas”.
–¿Y qué le parece a usted esta mujer tan voluminosa? –le pregunta el periodista a una señora mexicana en la explanada frontal del Palacio, donde ya se pueden ver cinco esculturas monumentales de Botero.
Claridad: la vanguardia en lucha inaugura la temporada de exposiciones en el MNBA con una selección de obras del patrimonio revisadas por el guión curatorial de Sergio Baur, que traza un retrato de las vanguardias combativas a comienzos del siglo XX.
Una muestra puede exhibir una trayectoria estética, poner en diálogo a varios artistas, revelar cercanías entre obras. Pero a veces, pocas veces, una muestra apela al arte para retratar un clima de época.
Eso hace justamente Claridad: la vanguardia en lucha , la exposición que abre el año en el Museo Nacional de Bellas Artes, dedicada a retratar el ambiente intelectual que, entre los años 20 y 40 del siglo XX, dio origen y acompañó el arte del compromiso social y la militancia política, que rechazó el "arte por el arte" para buscar en la renovación estética una herramienta para la denuncia social.
La vanguardia militante que retrata la muestra es, por cierto, una de las corrientes renovadoras de una época de notable vitalidad en los debates y los cuestionamientos al arte académico. En rigor, Claridad? cierra el ciclo abierto, hace dos años, con la muestra sobre el grupo Martín Fierro, la vanguardia estética que fue contrapunto y complemento de la que ahora despliega su utopía en la renovada sala del MNBA.
En la aduana me preguntan De qué país soy ciudadano. Cuando la Catrina toca su pífano de hueso Y remienda sueños olvidados, soy mexicano. Si al abrir y cerrar un bandoneón se despliega la calle Y un gato recorre las cornisas del barrio, Mi ángel de la guarda habla en lunfardo. Si la tristeza se riega en mi cuarto, Envalleja mi pan y mi artesa, mi plato y mi cuchara, Soy el huayno que acompaña al hombre solitario, Un hombre llegado de la Puna. Veo el fantasma de Teillier y soy agua de Chile, Compatriota de cielos y naufragios. Si el silencio se desliza en un bote de totora, Si las nubes mascan coca para subir a su altura soy boliviano.
Cuando suena una orquesta en la percusión del pecho Lleva un sonido de trenes al túnel de la noche, Soy de Santiago o La Habana, un lajero que regresa A golpear con su bastón los tinglados del alba. Si un potro recorre la llanura (si el viejo Simón Díaz Trae un sombrero de oro, un color de araguaney), Mi agua bautismal es Venezuela. ¿Sabe usted, impaciente aduanero, Dónde queda Uruguay?, Queda en otro monte, En otro mundo fabulado por un Conde sin reino. Soy uruguayo al visitar el eco de sus cantos. El viento trae semillas de lejanía, Teje y desteje trenzas y nubes Y un concilio de sombras oficia las distancias: Soy correo de Chasquis, Un incierto corresponsal de Gangotena. Siempre que camino las florestas del lenguaje Vuelvo a Darío y soy de un país Que compone sonatinas tocadas por el mar. Cuando intento reconciliarme con la muerte, Soy compatriota de Barret, con él me hago oriundo de Paraguay.
Entro a un mapa oculto en las manos de Cardoza, En sus líneas soy vendedor de espigas y máiz En la Antigua Guatemala. Soy brasilero en Pernambuco, me apellido Bandeira Y prefiero "el lirismo de los locos", Los ojos de una muchacha envejecen sin remedio. A veces soy colombiano, cuando en Ciénaga de Oro Suenan los bombardinos O un poeta pinta el verde de todos los colores. ¿Me entenderán en la aduana Si les digo que soy del lugar donde te encuentres?
O Festival de Curitiba abre nesta terça-feira, 27, sua 21.ª edição. Mais importante evento do gênero no País, a mostra chega à maturidade sem desviar-se do caminho que a caracterizou ao longo das últimas décadas. E parece zelar, sobretudo, por certa constância nos nomes convocados a compor sua grade.
Como ocorre tradicionalmente, a curadoria abriu amplo espaço para produções de apelo popular do eixo Rio e São Paulo. Algum respiro foi alcançado com brechas para bons exemplares do teatro de vanguarda e pesquisa. Mas chama atenção a frequência com a qual alguns diretores e companhias frequentam o festival. Presentes na edição deste ano, eles são velhos conhecidos do público paranaense.
“Yo vengo de una larga tradición de mujeres escritoras: Rosario Ferré, Giannina Braschi, Ana Lydia Vega” comienza a explicar la autora puertorriqueña Mayra Santos-Febres. El boom del cuento caribeño escrito por mujeres ocurre en la década de los 80. Por lo menos allí es donde lo sitúan Cristina Bravo, Evangelina Soltero, Paloma Jiménez y Juana Martínez, cuatro profesoras de la Universidad Complutense de Madrid embarcadas en la épica tarea de recompilar todos los cuentos escritos por mujeres antillanas.
Desde comienzos de siglo ya se había dejado sentir la fortaleza de estas mujeres cuyo reto no es solo aprender a contar una buena historia, sino también evitar la etiqueta que suele dar a la mujer caribe. “La gente espera que nos dediquemos a parir. Que tengamos cinco, seis o siete hijos. Tiene que ser una familia numerosa en todo caso. Se sorprenden cuando digo que no quiero hijos” dice la poeta colombiana Lilian Pallares. No quieren que se les obligue a ser una sola cosa: “¿Por qué hay escoger entre ser madre, esposa o escritora? ¿Por qué no todo al tiempo?”, se preguntan Pallares, Santos-Febres y la performer dominicana Josefina Báez.
Leopoldo Brizuela tocaba el piano una noche de invierno de 1976 cuando entraron en su casa varios matones de la dictadura militar argentina. Vestían de forma muy elegante. Llamaron al timbre, no rompieron nada, pero portaban cada uno una especie de metralleta en el costado. Brizuela, que entonces tenía 12 años, siguió tocando el piano. La patota, el grupo de sicarios, llamó también en otra casa del barrio y secuestró a una vecina. Más de treinta años después la misma casa fue asaltada por varios policías ladrones. A Leopoldo Brizuela le sobrevino el clic de que todos los vecinos recibieron en su día la visita de los sicarios. Y cada uno calló o lo expresó de una forma distinta. Él nunca se había atrevido a contar nada a nadie sobre aquella noche, ni siquiera a sí mismo. Hasta que hace más de un año comenzó a escribir Una misma noche, novela con la que ganó ayer el Premio Alfaguara 2012.
“Decía Roberto Bolaño que la verdad literaria es la que sale de aquello que uno no le cuenta ni al psicoanalista”, comenta el autor. “Yo seguí tocando el piano y no me acordé nunca de eso. Pero eso nunca dejó de suceder. Sólo dejó de pasar cuando pude contarlo. Y solo he podido relatarlo a través de la escritura, que como ya le he dicho a mi psicoanalista, tiene un poder mucho más fuerte que la palabra hablada”.
SÃO PAULO, Brazil — All over the world cultural organizations are tightening their budgets and paring back productions. But Danilo Miranda faces a different challenge, one that makes him the envy of his peers. As the director of the leading arts financing entity in Brazil, his budget is growing by 10 percent or more annually, and he must figure out ways to spend that bounty, which amounts to $600 million a year.
Standing at the window of his office here one afternoon late last year, Mr. Miranda pointed to one of his group’s most ambitious initiatives. In the courtyard below, the avant-garde French troupe Théâtre du Soleil, based in Paris and led by Ariane Mnouchkine, was erecting a giant tent where it would begin a tour of Brazil.
Mr. Miranda’s organization, SESC, a Portuguese acronym for Social Service of Commerce, is also strengthening ties with American artists. It sponsors a jazz festival in conjunction with Nublu, the New York record label; has signed an “institutional partnership” with the Spanish-language TeatroStageFest company; and has presented work by David Byrne, the salsa drummer Bobby Sanabria and Robert Wilson. Mr. Wilson, a director whose works include the operas “Einstein on the Beach” and “the CIVIL warS,” is discussing a long-term collaboration with SESC, as is the Globalfest showcase of world music held in New York every January.
Nadine Gordimer turns her hard-eyed gaze on post-democratic South Africa.
After his recent expulsion from the ANC, former ANC Youth League leader Julius Malema, who has never been known for his humility, said the people of South Africa should treat him in the same way that they had treated Nelson Mandela. In reply, the cross-dressing comedian Evita Bezuidenhout said: "What a great idea. Let's start with 27 years in jail …"
Here is a moment in South Africa's contemporary history that would surely have made it into Nadine Gordimer's new novel had Malema's expulsion not happened after her book was finished. For Malema, and South Africa's president, Jacob Zuma, stalk the pages of No Time Like the Present. Gordimer, Nobel laureate and one of the best-known chroniclers of apartheid, turns her hard-eyed gaze on post-democratic South Africa. Each beat of Zuma's march to power, each accusation against him of bribery or of rape, along with his suspension from government, his constant repetition of the resistance song "Bring Me My Machine Gun" that helped him on his return to power, are picked over and reacted to by the book's cast, as is Malema's insistence that he would, if necessary, "kill for Zuma".
Politics, and the way they play out, are the lifeblood of the couple at the centre of this book. He is Steve, white son of a Jewish mother and a Christian father, who, having used his knowledge of chemistry to make explosives for the ANC, now teaches science to under-prepared university students. She is Jabulile (Jabu for short), beloved daughter of the patriarchal Baba, who defied his people's customs to send her across the border so she could get a proper education, after which she joined the ANC. There in Swaziland, she also met and married Steve, their lives defined by the needs of the exiled movement.
If you haven’t see some iteration or other of the “KONY 2012″ campaign yet, you have lived a dearly rare life in America over the last few months. Likely as not you’ve even seen comments on social media about how played out it is: “get over it already,” “people only care on the internet, not in real life,” that sort of thing. You may, however, have missed the series of Tweets by an extraordinarily bright and talented writer called Teju Cole. If this is the case: here’s your chance to make good.
I bring up Mr Cole because of late I have been working on three new posts: one on household energy use in Rocinha, another that discusses the sense of community observed in favelas, and the one you’re now reading that’s been on my mind for several months now but hadn’t started writing for lack of a launching pad. Teju Cole finally provided that for me.
Now that you’ve clicked through the link and seen his article at The Atlantic, you’ll begin to see what his Tweets and the article that sprung from them has to do with favelas. It’s all about systems and symptoms, causes, and effects, intentions and privilege. Mr. Cole is American of Nigerian decent, and you may have noticed, is a PEN/Hemingway winner. In other words, he is legit. And given his cultural heritage, life experience, perceptive mind, and provocative voice, he’s more than equipped to comment on the KONY 2012 phenomenon.
Dakar, Senegal (CNN) -- Jazz, soul and a blend of rock and roll combine to make Senegalese music sound quite familiar, while the sound of the sabar, a traditional Senegalese drum, keeps the music true to its West African roots. I'm listening to the mbalax style of music for my latest "Inside Africa" assignment: to experience the special sounds of Senegal.
Without a doubt, the biggest name in Senegalese drumming is Doudou N'Diaye Rose. He's almost mythical; every person I interviewed spoke of him as the "sabar master." With more than forty children and an untold number of grandkids, he's been performing since the 1930's, gradually crafting the unique rhythm of this part of the world -- literally with his bare hands.
Meeting the legend was not what I expected. At 82 years old he has a small frame and is such a humble person. When we arrived at one of his homes, he was more concerned with our crew eating breakfast than showing off his many accomplishments. Doudou has performed with the Rolling Stones, Miles Davis, at the Cannes Film Festival and has been declared by UNESCO as a "living human treasure."
Coup Leaders in Mali Struggle to Assert Their Control
DAKAR, Senegal — Residents of Bamako, the capital of Mali, waited in tension and uncertainty on Saturday for the outcome of a military coup d’état that overthrew the country’s elected government last week, ending more than 20 years of democracy in the nation.
Regional analysts and residents said little appeared to be resolved as junta leaders struggled to maintain control amid increasing international isolation and persistent rumors of an imminent countercoup. State television, seized early on by the coup leaders, went off the air for an hour on Friday night as soldiers set up barricades around the downtown building housing it.
Later, Capt. Amadou Haya Sanogo, the coup leader who had received military training in the United States, appeared briefly to assure viewers of his “good health,” followed by repeated declarations of support for the junta from young people and other backers, many using the same language. Speaking of the countercoup rumors, a military spokesman, Col. Idrissa Traore, said Saturday that there was “nothing serious in all that.”r on Friday night as soldiers set up barricades around the downtown building housing it.
Bamako, Mali (CNN) -- Mali's junta leader Capt. Amadou Sanogo decried looting of offices and shops in the capital, Bamako, but deflected blame from his renegade soldiers who staged a coup just weeks before scheduled elections. Sanogo blamed "ill-intentioned" people who were against the military takeover in Mali, once hailed as a shining example of African democracy.
Vandals ransacked Bamako, after food, fuel and basic commodities became scarce. "I deplore the acts of vandalism and pillaging which have occurred," Sanogo said on state television late Friday, urging Malians to stop the vandalism.
"This is not our mission, this is not our cause, this is not our objective," he said.
L'une des premières mesures prises par les putschistes à Bamako, une fois le coup d'état de jeudi certifié par leur déclaration à la télévision nationale (ORTM), a été de déclarer la fermeture des frontières. Ce n'est pas très original.
Mais d'un point de vue putschiste, cela se justifie. Dans le flottement qui suit la prise du pouvoir, mieux vaut boucler le pays. Enfin, c'est ainsi que cela se passait lors des grands vagues de coups militaires en Afrique, dans les années 1970, par exemple.
On pensait ce temps révolu. Ou modernisé d'une façon légère et subtile. Le coup d'état pour la démocratie....La dernière fois, au Niger, comme nous le racontait à Niamey, il y a quelques jours, un leader touareg de l'ex-rébellion "les soldats ont pris le palais à l'heure du déjeuner, et pour le dîner on avait déjà un nouveau gouvernement". Le président qui venait d'être renversé, Mamadou Tandja, avait tordu la constitution pour rester au pouvoir envers et contre tout, nul ne pleura sa chute. Les putschistes, plus tard, remirent le pouvoir au civil. Et on oublia ce petit détour en terre d'illégalité.
Racing, River y Lionel Messi son los temas de tres libros publicados recientemente en el país, que ofrecen una visión novedosa del deporte más popular entre los argentinos.
Hace veinte años, Nick Hornby publicó Fiebre en las gradas, donde contaba su infancia y su adolescencia en los suburbios de Londres a través de su vida como hincha del Arsenal. O quizás era al revés: Hornby contaba su obsesiva relación con el Arsenal a través de sus triunfos y derrotas escolares, la relación inestable con su padre, la sorpresa de las primeras novias y la mezcla de pánico y conformismo de la adultez.
En cualquier caso, el libro tuvo muchísimo éxito y prácticamente inauguró el género de los libros de fútbol que, en lugar de mirar a los 22 animalitos en pantalones cortos, se dan vuelta y ponen la vista en otros animalitos: los apasionados, entrañables y un poco patéticos animalitos que los miramos dar patadas desde las tribunas o desde nuestras casas, con lluvia o sol, con frío o calor, a medida que escribimos nuestras propias biografías usando como mojones las victorias o las catástrofes de nuestros equipos favoritos.
Hornby, que después escribió una docena de novelas (algunas muy exitosas), tiene muchos fans en la Argentina y en Latinoamérica, pero casi nadie había intentado hasta ahora adaptar su receta a los pantanos del "aguante" y las barras bravas porteñas. De hecho, para un país tan obsesionado por el fútbol como la Argentina, es relativamente poca la cantidad de libros de fútbol que se editan. Ahora, sin embargo, han llegado juntos tres libros que tienen una visión novedosa no sólo del fútbol (y del fenómeno del fútbol como espectáculo y como parte de nuestras vidas) sino también de la escritura de no ficción. Los tres (¡Academia, carajo!, de Alejandro Wall; Ser de River, de Andrés Burgo; y Messi, de Leonardo Faccio) están editados por Sudamericana-Mondadori, que en los últimos años parece haber hecho un esfuerzo por tener atentas sus antenas de no ficción.
Deux heures du matin, dans une rue en plein cœur de Nairobi, la capitale du Kenya. Un générateur d'électricité portable, des bombes aérosol, un mur vierge, Boniface Mwangi et son crew de graffeurs sont prêts à entrer en action.
Quelques dizaines de minutes plus tard, la façade est recouverte d'un immense graffiti représentant un homme politique à tête de vautour. Confortablement installé dans un fauteuil, il sourit. Dans une bulle : "Je suis un leader tribal. Ils pillent, violent et tuent en mon nom. Je vole leurs impôts et m'accaparent leurs terres mais ces imbéciles vont encore voter pour moi." La semaine dernière, toute l'équipe a passé la nuit à taguer les rues de la capitale : "Voter pour éjecter les vautours du Parlement" est apparue en swahili, la langue nationale avec l'anglais, sur plus de 40 carrefours de la ville.
Premières séries photographiques d’Alain Polo réalisées en 2008 – 2009, ce travail d’autoportrait révèle un moment intime de doute sur son identité. Il attendra 2 ans avant d’oser montrer ces photographies et, en quelque sorte, accepter sa propre réalité, même s’il aime son image. Les cadrages ne laissent voir que des morceaux de corps désarticulé dans l’atmosphère sombre de sa chambre à peine dévoilée. Quelques éléments d’apparat et objets quotidiens le rapprochent d’une réalité fantasmée, souvent prise d’un monde pour lui imaginaire, vu dans des magazines. Les reflets dans les miroirs cassés de sa propre image, bouleversée, ouvrent sur d’autres vertiges que la société congolaise ne comprend pas toujours.
No dia em que quatro mulheres negras brasileiras – lindas, talentosas, inteligentes e corajosas – decidiram lutar pela sua identidade cultural (a de ser negro), uma nova esperança em relação ao respeito pelos valores da igualdade, fraternidade e solidariedade entre os Homens foi relançada na sociedade. No entanto, enquanto as desigualdades que caracterizam as nossas sociedades não reduzirem, é urgente lançar no solo a semente da igualdade sem ansiar os frutos. O Homem perverteu o mundo...
Ao desencadear um enorme movimento cultural votado à consciencialização social do negro em relação às suas origens, a sua cultura e tradição, no Brasil, Adriana Paixão, Priscila Preta, Débora Marçal e Flávia Rosa ? as quatro mulheres que há cerca de cinco anos fundaram a Capulanas ? Companhia de Arte Negra – não devem passar despercebidas em nenhum lugar.
As causas que norteiam as suas acções e discursos políticos, no contexto sociocultural, são nobres. Elas sublimam o ser negro. E não o fazem por mero acaso, senão leiamos:“A nossa sociedade foi construída sob os alicerces da escravidão. Tomando como base esse princípio, toda a nossa construção social foi sendo erguida em cima de um pensamento racista”, conta Priscila Preta quando interrogada sobre as razões que fazem com que a comunidade negra, no Brasil, sempre aparece como sendo aquela que luta constantemente pelos seus direitos.
As an exhibition, the New Museum Triennial is still so young that it seems almost premature to call it a New York institution. Yet in just its second iteration, “The Ungovernables,” which runs through April 22, the show has already established the very thing that even veteran surveys of contemporary art would envy: a clear identity, and one that doesn’t seem redundant with either the concurrently running Whitney Biennial –the sprawling, uptown event whose intense emphasis this year on time-based media such as film, music, and performance makes it the antithesis of the compact New Museum exhibition—or the various other museum-sponsored roundups like PS 1/MoMA’s “Greater New York.” Focusing especially on work made by very young artists––the first Triennial went by the asinine name of “Younger than Jesus”––many of whom are based outside the US and Europe, the exhibition brings a surprisingly underrepresented perspective on recent art, no easy achievement in a city with a gamut of commercial galleries and museums. The current show also tries to make a case for reading the work on view amid the political upheaval and messy, unfinished pursuit of democracy that has marked much of the developing world, but the artists don’t fit into this frame as snugly as the curators want to suggest.
The exhibition includes work by thirty-four artists or collectives, few of whom have previously been seen in New York. A large majority hail from countries other than the United States, with a preponderance of Latin American, Middle Eastern, and Asian artists. Curator Eungie Joo has emphasized the fact that many come from countries whose post-1970s existence—a span during which most of these artists were born—was marked by economic and political uncertainty: they were ungovernable in the pejorative, failed-state sense. But she also wants to underline the creative resistance and flexibility of young artists, in which she hears spiritual echoes of the ANC’s embrace of “ungovernability” as a political strategy against apartheid (the term was coined with the Soweto riots and the call to make South Africa positively ungovernable). In the catalog accompanying the show, Joo links the idea to continuing democracy movements across the globe, from the Arab Spring to the Occupy demonstrations.
Cymbeline to be performed in Juba Arabic as part of Globe to Globe strand of World Shakespeare festival.
Their country is less than nine months old and still coping with the aftermath of decades of war, widespread poverty and an education system badly in need of repair, with around 80% of the population illiterate. But a theatre company from South Sudan wants to show a different side of the country when it participates in the World Shakespeare festival at the Globe theatre in London.
Led by the directors Joseph Abuk Dori and Derik Uya Alfred Ngbangu, the South Sudan Theatre Company will perform Cymbeline, whose themes of conflict, resolution and co-existence with a previously hostile power chime with the country's recent history. The two men visited the Globe this week in preparation for their production, which will be staged at the theatre in May.
If New York, London, Paris and Milan have been the traditional compass points of world fashion, Lagos has typically not even figured on the map.
But according to Penny McDonald, organizer of the Arise Magazine Fashion Week held in Nigeria's largest city last week, that is unlikely to be the case for much longer.
She said the event, which drew 77 designers and big names including supermodel Alek Wek, British couturier Ozwald Boateng and up-and-coming model Dudley O'Shaughnessy, had gone a long way to establishing Lagos as Africa's fashion capital, a city with international style credentials.
"It's raised the bar," said McDonald, international managing director for Arise, a title which describes itself as Africa's global style and culture magazine. "Everyone knows it's New York, London, Paris and Milan -- and we see this as the fifth destination now. We're hoping to make Lagos a fashion destination, part of the fashion season."
ONE OF THE THINGS that makes the contemporary art scene in Morocco so difficult to grasp—and so unlike the cultural infrastructures existing elsewhere in the region—is the fact that it has no center. Casablanca is the commercial hub, Rabat the seat of government. Asilah and Essaouira host major annual festivals for art and music. Tangier lays claim to the literary imagination. Marrakech, with its eleven-year-old film festival and two-year-old art fair, is the destination of choice for an incongruous mix of jet-setting expats, holidaymakers on a budget, and riad-refurbishing fashionistas quick to follow in Yves Saint Laurent’s footsteps. Galleries tend to cluster in Casablanca and Rabat. Serious museums are nonexistent. But in the past decade, an impressive network of independent spaces and artist-led initiatives has spread throughout the country, aided by the ease of inter-city travel and an art-historical narrative that has long assimilated efforts that are ephemeral, episodic, and dispersed.
Criatividade é hoje o lema transversal para áreas que vão da cultura à economia, educação, ciência e tecnologia, comunicação e gestão, cidades e identidades, entre outros usos e investimentos do termo. “Europa Criativa” é também o título para um próximo programa comunitário de apoio às artes e à cultura, anunciado para 2014-2020, embora a noção venha desde finais dos anos 90 por outras agendas ou discursos no palco europeu.
Este workshop lembra esse percurso com uma abordagem de várias perspectivas para a criatividade no espaço cultural em que, aliás, passou a aparecer particularmente indexada à economia – ie, indústrias culturais e criativas, mercados e potencial de emprego. Mas, cruzando referências da Comissão Europeia, do Conselho da Europa e de outras agendas, existe igualmente a vertente da governance que remete para dimensões políticas e a do sentido que associa a criatividade a valores, imaginários e identidades. O workshop propôe, assim, uma visão abrangente e ilustrada com os principais documentos e indicadores, bem como algumas imagens, por forma a esclarecer esta diversidade de entendimentos e investimentos, pela criatividade, para um futuro na Europa.
Inscrições: devem ser efectuadas enviando a ficha de inscrição para: [email protected], tel: 96 006 75 34 (Fernando Ribeiro).
O embate de dois matemáticos com as confissões cifradas e eróticas que uma artista plástica espalhou pelas ruas do Rio.
Um trecho da mureta da via expressa que liga a Zona Sul do Rio de Janeiro à Barra da Tijuca apareceu coberto de inscrições ilegíveis numa manhã do ano passado. Era uma sequência de símbolos, pintados em tinta branca, que ocupava toda a altura do pequeno muro. Estendia-se por mais de 100 metros e tinha quase 400 sinais compridos e estreitos. Vários deles eram repetidos, o que sugeria tratar-se de um alfabeto. As letras tinham ângulos retos e poucas curvas. Algumas lembravam a escrita latina – era possível identificar um I, um X, um Y espelhado, um U de ponta-cabeça. Não havia espaço que delimitasse as palavras. Se aquilo fosse mesmo uma mensagem, era incompreensível.
Inscrições semelhantes haviam sido deixadas em muros e viadutos da Gávea, da Lagoa, do Leblon e bairros adjacentes. Há mensagens escritas no alfabeto enigmático num acesso ao túnel Rebouças, no muro de uma escola e na frente do Jardim Botânico. A meio caminho entre o grafite e a pichação, os escritos costumam ficar na parte de cima de muros altos e outros lugares improváveis. Com frequência, são associados a uma figura humana longilínea e estilizada, com os braços e pernas finos e as costelas realçadas.
A autoria das inscrições foi reivindicada pela primeira vez no início de 2011. Numa reportagem da revista dominical d’O Globo, a artista plástica carioca Joana César contou que era ela quem espalhava as mensagens pela cidade. Estavam escritas num código que criara mais de uma década antes, para preservar seus segredos de pré-adolescente, que anotava numa agenda. Acrescentou uma revelação apimentada: algumas inscrições contavam suas fantasias eróticas. Sem saber, os cariocas conviviam havia anos com relatos íntimos, escritos em letras garrafais na cara de todos.
On ne fait pas taire facilement Fadela M'Rabet. Invitée à Alger en décembre 2011, cette intellectuelle algérienne exilée en France sidère la salle par son audace : l'écrivain critique de façon véhémente le régime, fustigeant la "caste" au pouvoir et les "nouveaux pilleurs de l'Algérie". C'est sa façon toute personnelle de rendre hommage à Frantz Fanon, l'auteur des Damnés de la terre (Maspero, 1961), l'un des fondateurs du tiers-mondisme, dont on commémore le cinquantenaire de la mort. "Je me suis dit qu'il aurait été fier de moi, dit-elle dans un sourire, il a été tellement important. Il disait exactement ce que nous avions l'impression de vivre, nous les colonisés."
Génération Fanon ? En 1962, Fadela M'Rabet a moins de 30 ans quand elle rejoint l'Algérie indépendante, après ses études à Strasbourg. La lectrice de Peau noire, masques blancs (Seuil, 1952) trouve un pays en plein bouillonnement intellectuel. Partout, à l'université, à la cinémathèque, on débat, on réfléchit, on réinvente l'internationalisme. La parole semble libre. "La capitale algérienne était devenue le foyer intellectuel de la contestation révolutionnaire internationale", écrit, en 2005, l'historien René Gallissot. Alger est de fait un point de rencontre pour les dirigeants des mouvements de libération, d'Afrique et d'ailleurs. Malcolm X y séjourne en 1964. Un an plus tard, Ernesto "Che" Guevara y fait escale, avant d'aller au contact des maquis du Congo.