Wole Soyinka sobre a situação política da Nigéria
Publicado28 Mar 2015
O activista, escritor e dramaturgo nigeriano Wole Soyinka (1934),Prémio Nobel da Literatura em 1986, foi preso durante a Guerra Civil Nigeriana, em 1967. Mais tarde, em 1972, abandonou a Nigéria, vivendo em Inglaterra, onde se tornou professor convidado no Churchill College de Cambridge. Doutorou-se pela Universidade de Leeds, e regressou ao seu país em 1976, onde leccionou nas Universidades de Lagos e Ife. Em 1993 declarou-se frontalmente oposto ao regime de Sani Abacha, posição que o levou a novo exílio. Só regressou à Nigéria em 1999, depois da morte do ditador. Actualmente, vive nos Estados Unidos. ´
Entre a sua vasta obra, contam-se as peças A Quality Of Violence (1959) A Dance In The Forests (1960), ou King Baabu (2001), o ensaio panafricanista Myth, Literature, And The African World (1976), a obra autobiográfica The Man Died: Prison Notes (1971), o livro de poemas Samarkand and Other Markets I Have Known.
Numa entrevista publicada na Revista N, da Clarín, pronuncia-se sobre a actualidade nigeriana.
–¿Cuál es su reacción ante la intervención de los ejércitos de Chad, de Camerún o de Níger, que avanzan al interior de sus fronteras para hacer el trabajo del que se tendría que hacer cargo el ejército de su país?
–Invocar la inviolabilidad de nuestra soberanía en la lucha contra Boko Haram y contra el terrorismo, como hizo nuestro gobierno, ha sido de un nivel de idiotez y arrogancia increíbles. Ante las atrocidades, nuestros vecinos comprendieron que se trataba de una agresión global y que la respuesta debía ser global. Si Chad, Camerún y Níger intervienen, es para evitar que Boko Haram se propague como un incendio también en sus territorios.–¿Usted siente vergüenza cuando ve la incapacidad de los dirigentes de su país en poner fin a las brutalidades de Boko Haram?
–Antes que nigeriano y africano, soy un ser humano. Frente a estos crímenes contra la humanidad no me siento agredido como un nigeriano en un país soberano, sino como un hombre. No siento vergüenza. Ellos son los responsables, quienes deberían avergonzarse, tanto los unos como los otros. Yo estoy furioso y me siento humillado por mi propio gobierno.–Por un lado las urnas electorales, por otro, la sangre y las cenizas de las masacres. ¿Cómo vive este contraste?
–Lo cierto es que el gobierno de Goodluck Jonathan se ha mostrado incapaz de ejercer el poder, demostrando una total falta de imaginación para responder a las agresiones. La opinión pública nigeriana lo sabe bien, se da cuenta de que el gobierno ha despertado demasiado tarde para responder a una insurrección que con el tiempo ya se ha consolidado. Si se toma en cuenta sólo el secuestro de los 200 estudiantes de Chibok el año anterior, cualquier presidente en cualquier otro país del mundo habría reaccionado con el mayor vigor posible en los diez días sucesivos, o habría ofrecido su renuncia. Y aquí no ocurrió ni una cosa ni la otra.
A entrevista completa em Nigeria: terror y furia