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A semiologia e o "big data"

Publicado1 Nov 2014

Paolo Fabri, semiólogo italiano, director do Centro Internacional de Ciencias Semióticas de Urbino, é considerado uma referência teórica no seu campo. Preocupado com a questão da comunicação baseada no segredo e no papel estratégico da verdade na sociedade, nesta entrevista à Revista Clarín fala do estado deste campo de estudo e de algumas áreas inovadoras da sua aplicação como, por exemplo, o chamado "big data". 

Carlos Scolari, de la Universidad de Barcelona, afirmó que “desde hace unas décadas la semiótica de matriz latina prácticamente no ha generado nuevos modelos teóricos”, y sostuvo que ella tendría la posibilidad de crecer si se confrontara con nuevos objetos de estudio, como por ejemplo el big data. ¿Cree que la semiótica puede analizar estas moles de datos?


–Con esa afirmación se está repitiendo lo que es un tremendo lugar común de la semiótica: que habría habido una semiótica que se habría convertido en canónica, estándar y no innovativa, y que habría que confrontarla con otro tipo de datos para renovarla. No es verdad que la semiótica no tiene ideas nuevas; ciertamente, lo que hay que hacer es adecuar modelos para este tipo de objetos. En lo que tiene razón Scolari es en pensar qué diría y cómo debería adaptarse la semiótica a la problemática del big data. Esto tiene que ver con lo anterior: el big data no es solamente cuestión de cantidad de datos, sino de modalidad estratégica del uso de la información. Doy un ejemplo banalísimo: hoy los drones militares lo ven todo, pero no ven lo que sucede en el fondo del mar y bajo la superficie de la tierra; pensemos en los submarinos y en los túneles. El primer punto es que no es cierto que se puedan recoger todos los big data que se quiera; sin dudas, hay un problema de estrategia de recolección y de manipulación. Otro punto es el problema de la utilización del secreto, cuáles son las fuerzas que lo hacen; desde este punto de vista, considero que hay muchas buenas categorías de la semiótica que se pueden utilizar. El del big data es un proceso positivista y cuantitativo que ciertamente inquieta a los vigilados, pero también a quienes recogen los (¿meta?) datos con objetivos de vigilancia. Ellos no saben nunca hasta qué punto es necesario saber aquel dato suplementario e imprevisible que faltó, por ejemplo, en el caso de un accidente o de un atentado. De allí su necesidad continua de acumular otros datos, o mejor, de dirigirse a los little data provistos por las ciencias del hombre –como la semiótica–que tendrían la pretensión de sustituir. Por el contrario, en lo que respecta a los vigilados, creo que la respuesta semiótica se basa en individuar aquello que, en mi opinión, es importante: las diversas estrategias posibles de enmascaramiento y de camuflaje. Que pueden ser incluso la máscara de la más absoluta normalidad.

Recalculando el big data, na Revista Clarín