"El teatro vulnerable", de Griselda Gambaro
Published19 Jan 2015
Griselda Gambaro (1928), escritora e dramaturga argentina, que esteve na lista negra da ditadura e teve Ganarse la muerte foi poibido, acaba de pubicar o livro El teatro vulnerable (Alfaguara), que reúne ensaios, conferências e artigos de jornal desde 1972. A revista Clarín entrevista a autora.
–En varios escritos y conferencias de distintas épocas habla de las insuficiencias del teatro: su escaso interés, sus contradicciones, su tibieza. ¿Cree que son intrínsecas al teatro actual?
–No, no llegan a ser intrínsecas al teatro, yo pienso que es una condición de la sociedad que rodea al teatro.–¿La sociedad argentina?
–No, no creo que en Nueva York o París sea diferente. Las circunstancias que rodean al teatro son siempre las mismas: la atención a un público que es esquivo, la producción de espectáculos que se engloban bajo el nombre de teatro y no lo son, personas que suben al escenario sin estar preparadas, con un discurso inconsistente, experiencias narcisistas...–¿Qué espera del teatro?
–Yo cuando voy al teatro pido que se me presente una forma eficaz, que tenga un sentido. Y decir una forma significa hablar de un contenido.–¿El teatro debe ser transformador?
–A mí me ha transformado el teatro, me ha cambiado mucho en mi manera de ver el mundo.–En una conferencia señala que su principal aporte al teatro argentino fue emerger como una “ruptura saludable”. ¿Quiere decir que ha transformado?
–Muchas mujeres me han dicho que sentían que yo “las hablaba”. En mis primeras piezas los personajes eran hombres, pero las mujeres vivían en un mundo de hombres que era de crueldad, fingimiento y violencia. Después me di cuenta de la situación de las mujeres. Entonces, a partir de ahí, sin proponérmelo, mi mirada cambió. Y en mis obras posteriores, casi todas mis protagonistas son femeninas. Son mujeres que están colocadas de otra manera en la vida. Las suyas no son grandes propuestas heroicas, majestuosas, solemnes, sino pequeñas actitudes.
A entrevista completa, na Revista Clarín