Cartografia e realidade
Published30 Jun 2015
Carla Lois é formada em Geografía, doutorada em Historia (UBA), e autora do livro Mapas para la Nación (Editorial Biblos). No ensaio publicado na revista N, da Clarín, reflecte sobre a relação entre cartografia e realidade, ao longo da História, retomando as primeiras incursões de ocidentais pelo continente africano e as representações que produziram
Cada tanto aparece alguna noticia que nos empuja, contra nuestra propia voluntad, a desconfiar de los mapas. Hace poco más de un año, nos enterábamos de que la isla Sandy en el mar del Coral que aparecía en los mapas en realidad no existe, aunque su “foto” aparezca en el aparentemente infalible Google Earth (no hay registros de ellas en ningún mapa del siglo pasado ni tampoco en los actuales mapas oficiales de Francia, en cuya jurisdicción se emplazaría esta misteriosa isla). Aun así, seguimos mirando los mapas como espejos de lugares que no conocemos pero que seguramente existen.
El mundo geográfico es cambiante. Es cierto que algunas islas pueden aparecer y otras, en cambio, desaparecer. O que las montañas disminuyen su altura. O que los ríos modifican su curso y, por tanto, su diseño sobre los mapas. Pero la variabilidad de los mapas no se debe solamente a la inevitable necesidad de actualizarlos para registrar esos cambios físicos. Los mapas también representan geografías dadas por ciertas: hasta que David Livingstone y Henry Morton Stanley se aventuraron al corazón de Africa para descubrir que la fuente del río Nilo es el lago Victoria, los mapas incluían los célebres Montes de la Luna, indicando que eran las montañas que daban al Nilo.
El célebre caso de Livingstone y Stanley no fue una excepción. James Rennel (1742-1830), uno de los fundadores de la Royal Geographical Society, dibujó una cadena montañosa que atravesaba el continente africano siguiendo el curso del río Níger. Aunque nunca había visitado esas zonas, se atrevió a cartografiar temerariamente semejante cordillera inspirado tanto en la descripción que Mungo Park reunía en su libro Viajes a los interiores de Africa , así como en leyendas consagradas (entre ellos, la del geógrafo hispano-árabe del siglo XV, León el Africano) y diversas fuentes de la época. La cadena orográfica de Rennel bautizada con el nombre de Gebirge Kong fue reproducida en más de cuarenta atlas publicados entre 1798 y 1892. Hasta que, en 1889, la audiencia de la Sociedad Geográfica de París escuchaba atentamente la conferencia del oficial francés Louis-Gustave Binger cuando anunció que, luego de haberse internado en el corazón del continente africano hasta Bamako (actual Mali) y llegado hasta la supuesta localización del Gebirge Kong, confirmó que “en el horizonte ¡ni siquiera se veían colinas!”. A pesar de esta contundente demostración, los montes Kong permanecieron todavía un tiempo más en los mapas hasta desaparecer del todo, salir de los mapas y pasar a la historia de los tantos mitos geográficos.
O texto completo em Mapas imaginarios de mundos reales